miércoles, 4 de enero de 2017

3º CHINA, HONG KONG y FILIPINAS


CHINA, HONG KONG Y FILIPINAS



En Madrid mis nietas Tania y Carlota siempre me iban a despedir
A la salida de Madrid, despidiéndome de mi hijo Carlos, me hizo esta foto con su cámara polaroid. Era el día 7 de septiembre de 1998, después de estar tres meses esperando en Madrid el visado de China, tenía que estar en la frontera de Yining el día 1 de octubre.


Atravesé Europa y cuando llegué a Moldavia la carretera se perdía en un pueblo donde un grupo de vecinos acordaron que el de mayor edad me acompañara hasta la salida del pueblo


Moldavia tiene bellos y frondosos árboles, campos de maiz, girasoles y muchas carretas

                      Odesa es una bonita ciudad 
Una original farola
Al preguntarle a un joven que tenía "buena pinta" se ofreció a sacarme de la ciudad a la que regresó luego en autobús. Se trataba de un estudiante de medicina. Le dije por señas que se parecía al que era entonces el príncipe Felipe de España
Llegando a la frontera de Rusia el soldado que está mirándome sacar la foto se acercó para quitarme la cámara, pero los dos policías que están a su lado en la foto no se lo permitieron. Fueron muy amables, me hicieron muchas preguntas en Ruso interesados por el viaje y me aconsejaron entrar a Kazajistán por el norte, después de visitar Moscú.
Atravesando la ciudad de Voronez le pedía ayuda a un policía


La frontera para entrar al desierto de Kazajistán consistía en una pequeña oficina donde sólo anotaban el nombre de la persona y la matrícula del coche. 
Vi algo que me llamó la atención, era un cementerio de los que encontraría muchos a lo largo del camino. Era lo único cuidado y bello
Cambié dinero en el banco (arquitectura vagón) con su ventanilla y su escalera


El desierto de Kazajistán
Reincorporándome al volante después de un pequeño descanso, vi un mucho de unos 13 años que estaba apuntándome con una pístola de verdad. Debía ser un buen elemento, tenía la cara magullada de haber recibido golpes. No sentí miedo pero si me impresionó y más bien me hizo gracia, cogí la cámara y al sacarle la foto sonrió y perdió su agresividad. Dijo dolar a lo que intenté contestar en inglés que iba muy lejos y no podía darle dinero, aunque mis conocimientos del idioma son escasos. Pero el me entendió perfectamente y seguí mi camino. En otro poblado vi correr a un muchacho que se paró para preparar la metralleta a la vez que miraba mi furgón, pero en ese tiempo ya había pasado de largo. 

                       Fue sorprendente y emocionante ver pasar por el desierto al tren transiberiano.

                         
Al parar en una pequeña aldea la gente se acercó



Una gasolinera de lujo con un lavabo



Otras gasolineras en el desierto


En los tres días que pasé en la frontera de China ya que tenía problemas con los visados, mucha gente venía a sacarse fotos con la viajera.

Trajeron a un grupo de estudiantes para darles una especia de charla rodeando el furgón y comentando sobre el mapa
Camareras del hotel en la frontera porque no me dejaban quedarme dentro del furgón
El niño es el hijo de una de las camareras
Por fin llegó la guía (Claudia) que me tenía que acompañar en el viaje por China, a quien la trajo este conductor
Me trajeron el carnet temporal de China para mi y una matrícula para la furgoneta 


Subiendo las montañas hacia el lago del cielo

Paisajes de la ruta de la seda
Desvío por obras en la autopista
Esta es Claudia, la guía que tuve en ese tramo. Los dialectos chinos son muy cerrados, no se entienden ni entre ellos mismos y tienen problemas hasta con las señalizaciones de las carreteras. La misma guía no sabía por donde ir y tampoco podía preguntar, porque no la entendían.
Es frecuente ver camiones con las cargas inclinadas, mirando cuando se les cae

Visita a los antiguos pozos con acequias subterráneas
Era impresionante ver las cosechas, además de los kilómetros de carretas llenas de cebolla, cada 100m había puestos. 


Tímidamente aparece la antigua y aunténtica muralla china
De la autopista de Xian (que significa inicio) parte el comienzo de la restauracion de la muralla que tiene 6700 km, que luego se irá ensanchando hasta Pekín.




También se veían muchos campos de algodón, como grandes sábanas blancas y luego los camiones que lo cargaban.
En el campo de China no hay una sola pared de piedra, los cortes en el terreno son tajantes. ¿Cómo era posible? tan sólo con sus palitas hacían milagros. Las vi de todas las formas, cuadradas, redondeadas, picudas, etc. Su laboriosidad es única, las zonas de verduras eran dignas de admiración.
No dejan sacar fotos de los gerreros de terracota que tienen más de 3000 años, por lo que esta foto está sacada del libro que venden allí, el único traducido al castellano.


El sábado y el domingo tuve de intérprete a una joven estudiante que apenas sabía hablar español. El primer día visitamos la tristemente famosa plaza de Tiananmen 
De camino hacia el palacio de verano

Fui a desayunar a un hotel con comida occidental porque me estaba haciendo daño la comida china y en el buffet me tropecé con una señora a la que pedí perdón en español. Luego vino a mi mesa a preguntarme de donde era. Resultó se valenciana casada con un médico chino estaban de vacaciones para ver a la familiar. Eran buenas personas y me sirvieron de mucho apoyo.
Cocina con el fuego encendido
La ropa la tendían en la calle, donde también hacían gimnasia.
Una práctica manera de evitar los pañales...
Confucio, me gustó mucho su filosofía basada en el equilibrio de la balanza y que todo problema tiene su solución.
Al amanecer, entré a curiosear en la cocina del hotel que daba al patio donde había aparcado. A todo le ponían la misma salsa que vi preparar con unos 15 ingredientes.

En los mercados de la calle es muy típica la venta de patas de pollo
Una noche paramos en un hotel que acababan de ianurguran. La directora salió a recibirnos ofreciéndome la mejor suite. Era tanta la insistencia para que no me quedara en el furgón que me pareció una grosería no aceptar. 
                       
Trabajando cloisonné
La ruta desde Pekín, era volviendo a pasar por Zhengzhoy de Wuhan a Chgsha. Paramos a comer en un bonito hotel donde me pidieron que firmara en el libro de honor.
 
Pasamos por un puente con una preciosa vista sobre el rio. Como curiosidad, cada pocos metros había varios chorros de agua saliendo permanentemente donde se podía lavar el furgón. 
           

El jefe de las oficinas portuarias me invitó a comer en su casa con su encantadora mujer china que nada más entrar me ofreció unas zapatillas. 

Preparó una estupenda comida china, que compartimos con el intérprete y dos periodistas chinos que había avisado.

El domingo se publicó en el periódico el artículo que hicieron sobre mi viaje



Después de solucionar muchos problemas y pagar 5688 dólares que tuve que fotocopiar y firmar, logré embarcar el furgón en un contenedor que lo llevaría a Sidney, que era mi siguiente destino.
Visité dos hermosos parques para los que me regalaron entradas
                         
Esta caricatura me la hicieron en el parque
Visité una oficina de turismo donde dejé propaganda de Canarias, tenían gran interés en promocionar turísticamente la ruta de la seda de China. 

El jefe de las oficinas portuarias me invitó a comer en un restaurante con uno de los intérpretes que tuve a lo largo de mi viaje.

El furgón es muy alto y necesita un contenedor especial y al mandarlo para Sidney se equivocaron en las medidas. Tuvieron que buscar a un chino muy delgadito para que pudiera meterlo dentro conduciendo y luego salir del vehículo.
En el primer control policial de Sehnzhen para entrar en Hong-Kong
A los 6 días de embarcar el furgón salí en tren para Hong-Kong. Rellenando la hoja para entregarla en la aduana, oí hablar a una española. Se trataba de un grupo de comerciantes vascos al que me uní, todos querían sacarse fotos con la viajera.
Cuando por la mañana salí a pasear por las calles del Hong-Kong lo primero que vi fu a un novio poníendose la corbata.
Al día siguiente en una excursión en Hong Kong me encontré con estas señoras mexicanas, una de ellas directora de hotel en su país. 
Durante la comida en el hotel Península, me preguntó donde me duchaba cuando viajaba y yo le dije que en los mejores hoteles. Me contestó que eso no podría ocurrir en sus hoteles porque tenían mucha vigilancia. Por educación no se lo discutí, pero cuando me dio su tarjeta recordé que me había duchado en uno de los hoteles Emporio en Veracruz, del que incluso tenía una foto de la cortina de la ducha.
                        
                         

                            
                           









Salí hacia Filipinas a través de un nuevo aeropuerto en Hong-Kong que acababan de inaugurar.
En el hotel de Manila lo primero que hice fue visitar la embajada. Me sorprendió que nadie hablara español.
Decidí ir en taxi a visitar las zonas españolas, Intramuros, la iglesia de San Agustín y el fuerte Santiago, entre otros.

Era mucho contraste, se ve mucha miseria atravesando los barrios periféricos y hay que llevar el taxi bien cerrado porque te asaltan para pedir. 
Sus museos son interesantes, se observa en muchas piezas el diseño mezcla de español y chino, diferente del de Sudamérica. En el museo histórico de la familia Ayala, saqué esta foto a la urna que corresponde a la llegada de los españoles a Filipinas, donde se pueden apreciar las 3 carabelas y el sacerdote diciendo la misa.
Desde Filipinas salté a Sidney en avión, a donde tenía que llegar el furgón en barco desde China aunque tardó bastante más que yo, pero esa es otra historia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario